Entre planes de futuro, el director general de la patronal, Jaume Pey, dijo confiar en que el grueso de autonomías permita prescribir fármacos que no exigen receta médica desde las consulta de atención primaria, tal y como ya hacen Castilla y León, Galicia, Extremadura, Cataluña, Canarias y Valencia, en una tendencia a permitir esta opción que podría acelerarse gracias a la interoperabilidad de la receta electrónica planeada para todo el país.

Aunque no hay datos oficiales sobre la prescripción real de estos fármacos desde las consultas, la experiencia en las autonomías donde se ha implantado es buena. El Servicio Extremeño de Salud (SES), por ejemplo, ha explicado a DM que «en el SES tenemos disponibles para la prescripción electrónica muchos medicamentos que no precisan receta desde hace más de 5 años. Es muy importante que en el historial farmacoterapéutico esté reflejado todo el tratamiento por motivos de seguridad. La aceptación por parte de los profesionales ha sido muy buena y cada vez se utiliza más para síntomas menores donde otros medicamentos no están indicados».

La idea es también bien acogida por Mercedes Ricote, miembro del Grupo de Trabajo de Gestión del Medicamento de Semergen, para quien «es más que conveniente. El médico de Familia debe conocer todos los medicamentos que está tomando el paciente para evitar efectos adversos, dobles dosis, interacciones farmacológicas y, sobre todo, para valorar si los tratamientos pautados están funcionando correctamente, de cara a nuevas prescripciones», más aún si se tiene en cuenta que «es muy frecuente que el paciente no recuerde qué medicamento [sin receta] está tomando».

Por el contrario, con muchos más recelos, Miguel Ángel Hernández, coordinador del Grupo de Trabajo sobre Fármacos de la Semfyc, afirma al respecto que «el SNS no debería permitir la prescripción, en receta oficial del sistema público, de especialidades OTC que no sean medicamentos con un efecto terapéutico demostrado (paracetamol, ibuprofeno, etc.), excluyéndose todo lo demás (dermofarmacia, suplementos alimenticios, etc.). Las EFP no se deberían prescribir, al no estar financiadas por el SNS, existiendo alternativas financiadas para prácticamente cualquier EFP que pueda existir. Los pacientes ya están sometidos al copago farmacéutico y no parece una señal positiva que puedan indicarse productos con utilidad terapéutica baja o nula, o bien medicamentos más caros que una alternativa financiada por el SNS», concluye el portavoz de la Semfyc.

Fuente: Dra Ana Mª Oltra
Coordinadora Blog Renal
Nefrología. CHGUV