La directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, considera un “hito histórico” la noticia del éxito del trasplante de un riñón de cerdo (xenotrasplante) durante al menos 50 horas, aunque pidió mucha cautela. “No sabemos cuál ha sido el procedimiento y eso lo es todo. Hay que esperar a que se publique en una revista científica para conocer los detalles, que son fundamentales”.

Pero dicho esto, no puede evitar mostrar su asombro por este logro, por lo que puede significar, que no es otra cosa que conseguir órganos para los centenares de miles de personas que los precisan en el mundo. Según los datos de las Organización Mundial de la Salud (OMS), los trasplantes que se realizan cada año apenas sí representan el 10% de los que se precisan. “Necesitamos en torno a 1,5 y 2 millones de órganos para cubrir la demanda real. Y con el envejecimiento de la población y, el también envejecimiento de los donantes, está cifra aumentará aún más”, explica la responsable de la ONT.

La directora de la ONT califica de hito
el xenotrasplante practicado en Nueva York pero pide cautela

El camino que se abre con la modificación del cerdo para crear un riñón humanizado es muy esperanzadora. Aunque, insiste Domínguez-Gil, es el inicio del camino, un paso.

Porque hay muchas incógnitas que la noticia no despeja. Entre ellas, cómo se consiguió “humanizar” el riñón, eliminar esos componentes que provocan el rechazo en el cuerpo humano.

Las informaciones procedentes de New York hablan de que no hubo rechazo del órgano (hasta ahora, en los xenotrasplantes el rechazo hasta ahora había sido inmediato. En este caso, no lo hubo al menos hasta las 54 horas).

Se desconocen los efectos a medio y largo plazo no sólo del posible rechazo del órgano de cerdo “humanizado” si no para saber si se solventa el riesgo de transmisión de retrovirus porcino

Tampoco se conocen los efectos a medio y largo plazo, no sólo del posible rechazo del órgano “humanizado” si no para saber si se solventa el riesgo de transmisión de retrovirus porcino, uno de los grandes riesgos relacionados con los trasplantes de órganos de animales. “¡Faltan muchos detalles”, señala la responsable de la Organización Nacional de Trasplantes, quien sin embargo no puede evitar imaginarse un futuro con órganos suficientes para trasplantar a pacientes a los que su calidad de vida y su vida en general dependen de ellos. “La ciencia lleva trabajando muchos años en esto y el paso que se ha dado parece demostrar que se puede lograr”, explica.

Pero hasta que esto se consiga, la ONT seguirá trabajando para incrementar el número de donantes y, con ello, de trasplantes. “Hemos pasado una época muy mala con la pandemia, en la que la actividad se ha ralentizado en todo el mundo”, señala Beatriz Domínguez-Gil.

Durante la pandemia, la actividad  mundial de trasplantes se redujo en un 18% con respecto a 2019

Según el Registro Mundial, en el 2020 se efectuaron 122.341 trasplantes en los 82 países que participan en el registro Newsletter Transplant. De ellos, 76.397 fueron trasplantes de riñón (30% de donante vivo), 30.275 de hígado (18% de donante vivo), 7.840 de corazón, 5.765 de pulmón, 1.910 de páncreas y 151 de intestino. Estos trasplantes fueron posibles gracias a 34.739 donantes fallecidos, a los que se suman 28.635 donantes vivos (23.153 de riñón y 5.482 de hígado).

La actividad mundial de trasplantes se redujo en un 18% con respecto a 2019. El trasplante cardíaco fue el que mejor resistió el envite de la pandemia, con un 8% de descenso. El número de donantes fallecidos disminuyó un 13%, mientras que el de donantes vivos lo hizo en un 32%.

El colapso de los sistemas sanitarios y la saturación de las unidades de cuidados intensivos en las sucesivas olas de la epidemia justifican el descenso de una actividad muy dependiente de la disponibilidad de recursos de críticos. La incertidumbre sobre el impacto de la infección en el paciente trasplantado al comienzo de la pandemia también explica esta disminución por una reticencia inicial a trasplantar en un entorno de transmisión comunitaria sostenida.

Fuente: La Vanguardia