El Consejo de la UE rechaza por unanimidad que se pague a una pareja de un país pobre para que participe en un trasplante renal cruzado

Un novedoso sistema de donación de órganos impulsado por la empresa estadounidense GKE -Global Kidney Exchange- se ha topado con un enemigo poderoso, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que ha conseguido paralizar su proyecto de expansión por el Viejo Continente. Esta semana, el comité de trasplantes del Consejo de la Unión Europa respaldaba por unanimidad la petición de la institución española de que los estados de la UE y las organizaciones profesionales impidan la actuación de esta compañía en suelo europeo. «Es un lobo con piel de cordero», advirtió la directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, en la inauguración, ayer, de la XV Reunión Anual de Coordinadores de Trasplantes y Profesionales de la Comunicación, que se celebra en Zaragoza.

El proyecto-negocio denunciado por España está impulsado por el Nobel de Economía Alvin Roth, y pretende dar una salida a acaudalados pacientes, sobre todo de Estados Unidos, que necesitan un riñón. El plan de GKE se basa en el trasplante renal cruzado, que es ya una práctica habitual consistente en intercambiar donantes entre parejas cuyos miembros son incompatibles entre sí. Es decir, una persona quiere dar un riñón a un familiar, pero son antagónicos; y a otra pareja le ocurre lo mismo. Se trata, por tanto, de hacer una permuta entre ellos siempre que haya compatibilidad.

El problema que ha surgido con GKE es que invita a una pareja de un país pobre a participar en un trasplante renal cruzado con otra de un país rico. Se les ofrece la opción de viajar al ‘primer mundo’ «independientemente de que la persona necesitada del riñón sea compatible con el donante». Se les paga el viaje, el alojamiento, el coste del procedimiento, diez años de inmunosupresores y vuelven a su país, pero sin tener garantías de cómo responderá su salud.

«Cuando esto viene de la mano de un premio Nobel de Economía, la gente abre puertas y le da foro para defender su iniciativa de forma abrumadora», denunció la directora de la ONT, para quien esta forma de actuar supone «una forma encubierta de compra-venta de órganos» ya que se paga en especie. «Es una cosificación -considerar a una persona como cosa-, y lo hacen porque hay un beneficio», recriminó. Domínguez-Gil apuntó que la idea de Roth, al que muchos «han abierto las puertas», supone en realidad «la explotación del pobre para el país rico», como ocurre en el mercado ilegal de órganos. Se trata de un negocio que mueve cada año entre 500 y 1.000 millones de euros. El coste de los órganos varía entre los 90.000 y los 180.000 euros y provienen, en su mayoría, de países sudamericanos y del sureste asiático. Unos donantes que cobran, si las mafias les abonan algo, un 10% del coste final de un riñón.

Casos en Filipinas y México

«Ningún país está libre del tráfico ilegal de órganos», destacó la directora de la ONT, que pone en valor la «tolerancia cero» que España tiene con esta práctica. El Código Penal castiga con la misma dureza -de seis a doce años de prisión- a la persona que intenta traficar con órganos, a quien comete la acción y al receptor.

En el caso de GKE, al menos cuatro parejas (dos de Filipinas y otras dos de México) han viajado a Estados Unidos para someterse a este procedimiento. Además, la responsable de la ONT afirmó que la Organización Mundial de la Salud está «muy preocupada» por el ejemplo de esta empresa. Sobre todo, cuando una resolución de la Organización de las Naciones Unidas, de septiembre del año pasado, instó a los países a tener servicios de donación públicos y altruistas.

20 abril de 2018

Fuente: El Diario Vasco.